Decodificación no es lectura pero la lectura implica decodificación

Que aprender a leer implica aprender a decodificar es algo sobre lo cual, en el fondo, no hay discrepancias. Algo más, ese aprendizaje debe realizarse lo más adecuadamente posible para que se produzca una automatización de dicho proceso, lo cual hará posible adquirir una habilidad de lectura fluida y por dicho camino estar más capacitados para una adecuada comprensión de lo que decodificamos. Cuando comprendemos lo que decodificamos es que realmente estamos leyendo. Antes, no. Es por ello, como señala Agustín Fernández S., que tenemos que evitar caer en el error de quedarnos solo con la decodificación, con la simple oralización de los textos, con el habituar a nuestros niños a leer sin comprender.

En la actualidad, muchos padres suelen cometer un gravísimo error cuando, como un rezago del pasado, compran para sus niños pequeños, el "cartón" o abecedario, intentando que los pequeños inicien el aprendizaje de la lecto-escritura tal vez como algunos de ellos lo realizó. Esto ocurre básicamente en las zonas rurales y marginales urbanas. Es cierto que ello ya no ocurre en las escuelas, y desde hace ya varias décadas, pero el entorno familiar de losgrupos sociales más desposeídos generan problemas que de una u otra manera afecta el aprendizaje de la lecto-escritura, colocando a esos niños en relativa desventaja. La escuela tiene que reconocer, enfrentar y solucionar esa problemática.

Leer cualquier material escrito y en cualquier soporte implica, necesariamente, un proceso decodificador. Actualmente contamos, y desde ya hace casi medio siglo, con los conocimientos adecuados para realizar esta tarea docente de la forma más adecuada posible. Lo importante es el cómo enseñemos el complejísimo proceso decodificador. Debe llevarse a cabo sin disociarlo de la comprensión y de un entorno contextualizado adecuado. Enseñar letras, sílabas, palabras, es cosa del pasado. Tenemos que sacar el máximo provecho de lo que aporta el enfoque constructivista del lenguaje. Lo que carece de contexto significativo para el niño perjudica su proceso de aprendizaje. Myriam Nemirovsky, como veremos más adelante, ha puesto especial énfasis en aquella posición que cuestiona a la escuela cuando se producen las fallas en el aprendizaje escolar. Lo común es pensar que cuando se presentan esos problemas ello se debe a deficiencias que presenta el niño y por lo tanto se pasa casi de inmediato a informar a los padres. El profesor se desprende de este "problema" derivándolo al especialista, psicoterapeuta o terapista. Realmente por allí no va el camino, como con gran perspicacia señala M. Nemirovsky.

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