Conocimiento en los procesos de mensajes

Si el acoplamiento de las regulaciones del trabajo expresivo y de las regulaciones de la actividad representativa fuese establecido exclusivamente por códigos de comunicación, habría que suponer necesariamente que fuesen cuales fuesen los procedimientos técnicos para producir y reproducir significantes, aquéllos tendrían que evolucionar dependiendo de la evolución de los códigos o lenguajes; y que fuesen cuales fuesen los procedimientos lógicos de que se sirve el pensamiento, estos también tendrían que depender de la estructura de los códigos o de los lenguajes; el precio de este imperativo teórico ha sido el desbordamiento de la noción de código; es decir, el suponer que fuesen cuales fuesen las reglas que contribuyen al desarrollo del pensamiento (imagen del mundo) deberían existir códigos implícitos (y no conscientes para los usuarios) que diesen cuenta de la organización de los procesos de codificación y decodificación, siendo el cometido del científico descubrir estos códigos. De este modo, a mi juicio, se eleva al rango de código lo que es una simple operación de análisis por parte del investigador, y se atribuye la noción del «Sistema de Comunicación» a cualquiera que sea la interacción humana que se considere.
Lo que, sin embargo, aparece a la observación es que los procesos de codificación y decodificación no se desenvuelven como procedimientos operativos de un único sistema general de interacción humana; y que en tanto que procesos particulares de un sistema también particular de interacción, se desenvuelven sufriendo afectaciones y a la vez ejerciendo su influencia sobre procesos de otros sistemas de interacción a los que el Sistema de Comunicación está abierto. (Véase Martín Serrano, M. y otros, 1981; Piñuel Raigada, J. L., 1983 y 1989 a y b.)
Cundo se habla de códigos, se entiende habitualmente un sistema de reglas operativas; y regulaciones tiene que haber tanto en la organización del trabajo expresivo como en las representaciones cognitivas de la selección y percepción de mensajes y de la articulación de mensajes y referencias. Pero tanto en la regulación del trabajo expresivo como en la regulación representativa, los códigos comunicativos no son los únicos responsables del orden introducido en la actuación y la representación.
Conservando como telón de fondo las operaciones citadas en la codificación y decodificación de mensajes, se observará que en ellas intervienen componentes demasiado heterogéneos, tanto por su naturaleza, como por su diferenciación estructural y funcional. Concretamente: la intervención de unos sujetos ya sea en calidad de codificadores o en calidad de decodificadores; unos objetos y/o prácticas, ya sea en calidad de instrumentos de trabajo, ya sea en calidad de productos de un trabajo; y unas regulaciones en función de las cuales se anticipa y se controla el proceso.
Ahora bien, los sujetos, es decir, los ejecutantes de los procesos de comunicación, poseen una imagen y en todo caso rechazan o usan unos determinados sistemas de transmisión de señales y unos determinados mensajes y referencias, anticipando o controlando simultáneamente otros procesos en los que no se puede excluir dimensiones sociales, económicas, cognitivas...
Los objetos y/o prácticas, que en definitiva constituyen el blanco material de su actividad operativa, nunca se crean de la nada, sino que son productos sociales e incluso económicos (mercancías), y por supuesto antes que objetos y/o prácticas materiales, objetos de conocimiento...
Finalmente, las regulaciones, sin las cuales nunca se daría un trabajo expresivo ni representativo-referencial, no podrían mantenerse como resortes conductuales sin lógicas y nociones conceptuales que atañen a la actividad cognitiva, ni sin normas y valores sociales que atañen a la interacción social.
Dicho de otra manera, la propia práctica de la codificación-decodificación de mensajes no puede reproducirse más que en la medida en que se cumplan «otros» procesos cuyos grados de libertad o cuyas constricciones se tienen que acomodar a otros sistemas —no de comunicación— de los que los propios procesos son su manifestación más evidente.
Uno de estos sistemas se manifiesta por aquel conjunto de procesos posibles que atañen a la interacción humana en los términos en que ésta supone: a) que los sujetos actúan en calidad de seres vivos dotados de capacidades superiores en la transformación del entorno, y de cuya autonomía de acción se sigue la construcción cognitiva de la subjetividad personal y de la objetividad del entorno; b) que los objetos y/o prácticasconsolidados son, o bien entidades que estimulan sus acciones o que reciben sus reacciones conductuales, o bien instrumentos de que los sujetos se sirven para dominar otros objetos y/o prácticas; y c) que, finalmente, las reglas que ordenan la actividad de los sujetos, son aquéllas que atañen a la forma de operar (lógicas), o al orden de las nociones con que se opera (conocimiento o saber).
Lo llamaremos Sistema Ecológico-cognitivo, y formalmente estableceremos que sus componentes, estructuralmente diferenciados y funcionalmente relacionados en los procesos que el Sistema permite, son: sujetos (propiamente hablando Egos y Alteres); útiles (biológicos y/o técnicos) de percepción y de reacción o respuesta; objetos y/o prácticas objetivizadas (conductas), y reglas cognitivas (1ógicas y nociones conceptuales).
Otro de estos sistemas se manifiesta por aquel conjunto de procesos posibles que tienen que ver con la interacción humana en los términos en que ésta supone a) que los sujetos actúan en calidad de miembros de una colectividad social; b) que los objetos y/o prácticas son productos (bienes o servicios) destinados al intercambio (con un valor de cambio equivalente o no a otros productos), o bien medios de producción, distribución y consumo de otros productos; y c) que, finalmente, las reglas que ordenan la interacción consisten en normas que se adecuan al valor social atribuido a las posiciones que los miembros ocupan en la comunidad y/o en sus procesos de producción social.
Lo llamaremos Sistema Social y formalmente estableceremos que sus componentes, estructuralmente diferenciados y funcionalmente relacionados en los procesos que el Sistema permite, son: agentes sociales (productores, cambiarios, consumidores); medios de producción, cambio o consumo;productos o mercancías, y normas y valores sociales (roles y status).
Finalmente, el otro de estos sistemas, y al que pertenecen propiamente hablando los procesos de codificación y decodificación de mensajes, es el que da cuenta de aquellas interacciones humanas que recurren al acoplamiento entre sujetos mediante el intercambio de señales asociadas a alguna significación. En este sentido, la interacción comunicativa supone: a) que los sujetos actúan en calidad de emisores o de receptores, b) que losobjetos y/o prácticas sean, o bien instrumentos de comunicación (productores, transmisores o receptores de señales), o bien expresiones o mensajes asociados a referencias, que no pueden tener una consistencia física sin una materia prima (fuente de señales) y sin una configuración de modulaciones energéticas sensorialmente perceptible; y c) que, finalmente, las reglas que facilitan este tipo de interacción, sean pautas de transmisión de señales y códigos de significación.
Lo llamaremos Sistema de Comunicación, y formalmente estableceremos que sus componentes, estructuralmente diferenciados y funcionalmente relacionados en los procesos que el Sistema permite, son: actores de la comunicación (emisores y receptores); instrumentos de trabajo en la transmisión de señales; expresiones o mensajes, y reglas de comunicación (pautas expresivas y códigos de significación). El CUADRO I resume estos componentes (dimensiones) para los tres sistemas citados: Sistema Social, Sistema de Comunicación y Sistema Ecológico-cognitivo. 
CUADRO 1
 


Situaciones de Interacción
Sistema Social
[SS]
Sistema Comunicación
 [SC]
Sistema Ecológico
 [SE]
Ejecutantes 
Agentes
ü       Productores
ü       Distribuidores
ü       Consumidores
Actores
ü       Emisores
ü       Receptores
Sujetos
ü       Ego
ü       Alter
Herramientas
Medios
ü       Capital
ü       Trabajo
Instrumentos
ü       Productores de señales
ü       Distribuidores de señales
ü       Receptores de señales
Útiles
ü       Asimilación
ü       Acomodación
Producciones
Productos / Mercancías
  1. Bienes
  2. Servicios
Expresiones (Mensajes)
ü       Materias Expresivas
ü       Configuraciones expresivas
Objetos
ü       Perceptibles
ü       Abstractos
Regulaciones
Sanciones
ü       Roles / status
ü       Valores / normas
Lenguajes (o Códigos)
ü       Patrones expresivos
ü       Códigos de significación
Epistemes
ü       Lógicas
ü       Categorías




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En los procesos de codificación-decodificación, las pautas o patrones expresivos no son únicamente las pautas generales de la producción y reproducción de textos (hablados o escritos de una lengua), ni únicamente las pautas generales de la producción y reproducción de imágenes acústicas o visuales A las pautas generales del habla, de la producción y reproducción de imágenes o de rituales, se añaden aquellas otras particulares de la producción y reproducción de «textos» cuyo formato (periodismo, ciencia, arte, teatro, oficios religiosos, celebraciones, etc.) es estable para identificar el «contexto» social y cognitivo en que se producen, y cuyo dominio es objeto de aprendizaje especializado para los profesionales que contribuyen a su producción social.
Paralelamente, en los procesos de codificación-decodificación en la comunicación humana, los códigos de significación constituyen aquel conjunto de reglas estructuradas para acoplar el intercambio de señales a un objetivo de la interacción comunicativa, cuál es el intercambio de «datos» a propósito de una referencia en función de la cual se ha establecido la comunicación.
La literatura científica producida por la lingüística a propósito de la significación, sólo ha ofrecido tardíamente algunas aportaciones relevantes a la Teoría de la Comunicación; y ha sido desde el momento en que se comenzó a analizar el uso de los lenguajes desde la perspectiva de las situaciones de intercambio entre los «hablantes». Hoy día, la significación, incluso para la lingüística actual y por supuesto para la Teoría de la Comunicación, es considerada un producto de la aplicación de reglas sintácticas, semánticas y pragmáticas, pero no sólo de éstas, sino también de las reglas de representación de la conducta social (normas y valores) y de las reglas de representación del objeto (conocimiento del entorno) compartidas colectivamente. Dicho en otros términos, la significación efectiva de una expresión no es sólo producto de los lenguajes, sino también de la organización social de la conducta y de la estructuración cultural del conocimiento del entorno humano y material; pero denominar también lenguaje a las reglas de conducta social y al entramado de objetos y sujetos que compone el ecosistema cultural impide distinguir las diferencias específicas de los lenguajes y desorienta sobre las diferencias específicas de las conductas sociales y culturales o ecológicas. Sin caer, pues, en el vicio de forma de la semiótica, que aspira a ser una «teoría de la significación efectiva» pero que comete el error de atribuir a toda regla de representación el carácter de lenguaje, seleccionaremos con el término de «código de significación» a aquel entramado de reglas aplicable al uso de señales reproductibles como significantes, es decir, a pautas expresivas, pero no al sistema de reglas de representación aplicables a pautas de conducta social, ni al complejo de reglas que dotan de objetivos al orden lógico de la acción del sujeto; y reservaremos los términos de «estatuto axiológico» a las reglas que dan forma a las pautas de conducta social, y de «estatuto epistémico» a las reglas que dotan de contenido a los procesos lógicos de la acción de los sujetos frente a los objetos o entorno.
Brevemente, a los «significantes» que son señales producidas por pautas expresivas, los códigos de significación les proporcionan «significados», a cuyo sentido en la interacción contribuyen los «estatutos axiológicos» y los «estatutos epistémicos»; mientras que a las conductas que son producto de pautas sociales, los «estatutos axiológicos» le proporcionan la «justificación», a cuyo sentido contribuyen los «códigos de significación» (las leyes siempre se expresan mediante enunciados) y los «estatutos epistémicos» del conocimiento compartido. Finalmente, a las operaciones en virtud de la cuales los sujetos anticipan su conducta, los «estatutos epistémicos» les proporcionan las «nociones conceptuales», a cuyo sentido en cada situación contribuyen los «códigos de significación» (las nociones son expresables mediante términos y proposiciones) y los «estatutos axiológicos» de la conducta social.
Establecida la diferencia entre códigos de significación, estatutos axiológicos y estatutos epistémicos, puede observarse que sus respectivas correspondencias con las pautas expresivas, las pautas de conducta social y las pautas operativas del sujeto psíquico, dan lugar a la «significación» de las expresiones, a la «justificación (ética)» de las conductas sociales, y a las «nociones conceptuales» del ecosistema humano (es decir de la cultura); se ve claro entonces que el sentido de las situaciones y por supuesto, el sentido de las prácticas humanas históricas, en ningún caso es exclusivo de uno solo de los sistemas de interacción que hemos considerado, pero en todos los casos uno de ellos prevalece sobre los otros dos.
El problema que se plantea en el análisis de los procesos de codificación-decodificación, que estamos estudiando, es el de saber cuál es el sentido que prevalece en la codificación y decodificación de las referencias en función de los cuales se establece la comunicación que concretamente sea motivo de análisis.
En términos generales, puede postularse que cuando a la «significación» de un texto o expresión contribuye dotándole de sentido un «estatuto epistémico» —v.g. en la ciencia, en la filosofía, en el mito... etc. — nos encontraremos ante lo que podemos denominar «producción noética de sentido» (noesis y por consiguiente noético, viene del verbo griego noein que significa «ver discerniendo o pensando»). En segundo lugar, cuando a la «significación» de un texto o expresión contribuye de manera prevalente dotándole de sentido un «estatuto axiológico», hablaremos de «producción ética, deontológica o jurídica de sentido». Y en tercer lugar, cuando a la «significación» de un texto contribuya de manera prevalente dotándole de sentido, otro «código de significación», hablaremos de «producción retórica de sentido».
En la comunicación de masas, por ejemplo, nos encontramos con los tres tipos de producción de sentido: el noético, el ético y el retórico, y los tres contribuyen al uso de los «códigos de significación» propio del lenguaje hablado, escrito e incluso icónico con que directamente se codifican y decodifican las narraciones de los media. Evidentemente, cuando en los media se narra una «agresión» (v.g. una violación o un atraco) la significación del texto encuentra un sentido prevalente en función de un «estatuto axiológico» dando lugar a una producción ética de sentido, salvo si la narración pretende ilustrar un deterioro de la «estabilidad del mundo», como efecto del «materialismo ateo reinante», en cuyo caso ya se hace uso de un «estatuto epistémico», dando lugar a una producción noética de sentido. De similar manera, cuando en los medios se narra en términos de «agresión», la subida de los índices contaminantes de la atmósfera, o la subida de los precios energéticos, la significación del texto encuentra su sentido en función de un «código de significación», dando lugar a una producción retórica de sentido.
Concluyendo, el análisis efectuado de las afectaciones que la Sociedad y el Conocimiento ejercen sobre los procesos de codificación-decodificación, y a la inversa, permite establecer una dialéctica en virtud de la cual jamás puede plantearse la fidelidad de estos procesos como es habitual en la técnica de comunicaciones, ya que el Sistema de Comunicación, en su apertura al Sistema Social y al Sistema Cognitivo o ecológico, reproducirá siempre un orden cambiante y no permanente, y este orden es un orden histórico.

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